Opiniones personales, sólo mías

viernes, junio 29, 2007

Filosofía sobre las generaciones

La generación de la mayoría de nuestros bisabuelos casi ni conoció el concepto de familia porque venían de Europa en condiciones básicas, muchos de ellos sin sus propios padres, y comenzaron una vida en Argentina desde cero. La generación de nuestros abuelos en general proviene de esos inmigrantes. Se nota que una vez llegados la vida era estructurada pero bastante descontracturada de obligaciones, pues lo más normal era tener una cantidad de hijos desmedida para las posibilidades económicas de la época. Estudiar era más bien un lujo y el secundario completo casi era una excepción.

¿Cómo era la relación padres a hijos en esa generación (Digamos los nacidos a fines de siglo XIX y principio de siglo XX)? Cada uno tendrá la experiencia de lo que le han contado sus abuelos y padres. Yo me imagino una relación distante y poco dedicada, con hijos varones sin más remedio que trabajar desde muy chicos e hijas mujeres sin más ambición que cocinar sin que se queme la comida o planchar lo más eficientemente posible para poder charlar con las vecinas. Algunas pocas mujeres trabajarían: hacían alguna tarea para afuera, pero no más de eso. El amor de padres se manifestaría, creo yo, en dar lo mejor de sus vidas para sus hijos, quizá tanto que se olvidaban de compartir o abrir su corazón para ellos.

La generación de nuestros padres (Nacidos entre 1930 y 1950 aproximadamente si no me equivoco) tuvo otra experiencia de familia: una relación algo más distendida entre cónyuges y más cercana a los hijos. Pero aún muy distante de compartir "lo de adentro". Según el estilo de la familia, sus padres trabajaban mucho y el resto de sus vidas era cómodamente manejada por sus esposas. A riesgo de verse "dominados" por sus esposas, los padres lo pasaban realmente bien no sabiendo ni lo que es una plancha o una pileta de lavar platos o hacer una cama. Y las madres eran las encargadas de sus hijos. Otras familias eran una completa dictadura paternalista en las que se hacía exactamente lo que decía el padre sin más objeción que el silencio o el comentario posterior. Relación padre/hijo a veces cercana y a veces impenetrable. Muy común era que los hijos proyectaran los fracasos profesionales de los padres y que estudiaran lo que no les gustaba pero sin tener otras opciones. Desde ya que el amor a los padres no se discute, pero no podemos decir que es lo que más nos gusta en nuestra concepción actual de "padres cercanos". Sin embargo, hubo un avance positivo respecto a la generación anterior.

Hay una generación de transición (Nacidos entre 1950 y 1960) en la que me hubiera gustado intervenir, pero que me pasa un poco por lo histórico y por tener amigos nacidos en ella. Una generación de rebeldía y de novedades que marcaron a la mía.

Ahora mi generación (Nacidos entre 1960 y 1980): nosotros tuvimos una relación mucho más intensa con nuestros padres, en la que estaba permitido rebelarse, las decisiones familiares se compartían en su justa medida. Los amigos de los padres eran "señores" y los padres de nuestros amigos "señores" y "señoras". Los padres hacían sus cosas y los hijos otras distintas. Sentarse a jugar con ellos era un grato acontecimiento familiar esporádico.

Y la generación de nuestros adolescentes e hijos (Nacidos desde 1980 hasta la actualidad) siguió mutando. Producto por supuesto de los cambios del mundo, los hijos comparten todo con sus padres. ¿Alguien puede decir que esto es malo? No, indefectiblemente no. Los hijos abren su corazón a sus padres y también al revés. Hay muy poca hipocresía y todo se puede hablar. Pero llega un momento en que culpa de esto (o gracias a esto, todo es relativo), los límites se pierden y entonces encontramos hijos que mandan a sus padres, padres que temen a sus hijos, hijos que quieren controlar todo o que piensan que lo mínimo que pueden hacer sus padres es comprarles todo lo que se les antoje y amenazan a sus padres con no quererlos más si no obtienen sus deseos.

Cuánto habría para comentar sobre esta nueva generación de padres entre las que me encuentro. Me viene a la mente miles de cosas buenas y malas todas mezcladas. Los amigos de mis papás, como decía, eran sus relaciones y jamás se me hubiera ocurrido tratarlos como a mis propios padres. Los chicos ahora los tratan de vos y charlan con ellos y hasta consiguen tener padres de repuesto en varias ocasiones, o excelentes consejeros sentimentales.

Ahora algo malo: los padres ayudan a elegir las carreras universitarias, asisten en las decisiones, los exhortan a estudiar, les pagan las universidades privadas o lo que ellas demanden, los llevan, les hacen fotocopias, los llevan a imprimir las cosas a la librería, les consiguen los libros de texto, les hacen mandados, van a las escuelas a discutir los exámenes... ¿no estaremos criando nenitos de mamá?

Los niños de primaria: ni saben donde tienen las cosas de la escuela porque la niñera o la mamá se las prepara, se atan con dificultad los cordones porque siempre hay alguien que lo hace por ellos, no tienen ni idea de cómo sería vivir sin TV o sin computadora y que se corte Internet o Multicanal es un drama dificil de superar. No pueden jugar con sus amigos en la calle porque es peligroso. O sea, se mezcla lo inevitable con lo elegible. Por ser "buenos padres", dado que ahora se puede, los llevamos a McDonald's para que tengan todos los juguetitos que se les ocurrió a los que hicieron la última película de Disney, para que jamás los usen ni los valoren. Pero si no los llevamos nos sentimos mal porque el niño se deprime porque no tiene al personaje principal (sí tiene los otros 1500 personajes conseguidos en largas sesiones de Cajitas Felices).

Los padres de los ingresantes a la Universidad los acompañan, a veces los chicos se quedan en la casa y el trámite y las averiguaciones se las hacen las mamás. A veces van los dos, pero los padres hacen las preguntas y los chicos escuchan con cierto desinterés.

Los chicos de la primaria (mi hija) no saben si un lápiz de un grupo de 12 es bueno o malo, si tener 150 colores es importante o si todos los chicos del mundo pueden comer pollito con puré o ñoquis cuando a ellos se les antoja. No valoran que ir a ver a Disney On Ice a Buenos Aires o a Marco Polo a Mar del Plata o ir de vacaciones o ir a EuroDisney requieren distintos niveles de sacrificios familiares... porque nosotros a veces no nos encargamos de que lo aprendan.

Por eso... concluyendo... hay que hacer un gran esfuerzo para que se acabe la crianza de nenitos boludines que tienen todo solucionado. Eso no implica poner obstáculos, sino ayudar a superar a los que ya existen pero sin solucionarles la vida nosotros. Culpa de esta secuencia de acciones, sumado a las desilusiones políticas y a la historia del país, ya no existen jóvenes emprendedores, no hay centros de estudiantes activos, hay pocos emprendimientos en las parroquias y en las organizaciones sin fines de lucro. Total, cuando sea grande quizá trabajo en una empresa multinacional que me dará todo armadito y no tendré que pensar nada.

Quiero padres que enseñen a sus hijos que viven como reyes porque sus padres lo pueden hacer, que valoren lo que tienen y su forma de vida porque sus padres trabajan. Y que sus padres trabajan y tienen comodidades porque sus abuelos se las enseñaron y los ayudaron. Y los bisabuelos se deslomaron para que sus padres vivieran lo mejor posible. Y sus tatarabuelos no tuvieron ni el 1% de las posibilidades que ellos tienen ahora porque trabajan en un taller desde los 10 años.

Situaciones que cambiaron para mejor, cosas que empeoraron y otras que simplemente cambiaron. No todo tiempo pasado fue mejor. Pero no todo tiempo futuro es mejor. Por eso... WARNING. Que nuestros hijos tengan mucho pero valoren mucho y que sepan que sus propios compañeros tienen problemas, que no tienen todos todo solucionado como ellos, que aprendan que hay gente en el mundo que sufre quizá a causa de la injusticia que permite esta distribución tan desequilibrada de las cosas...

Imposible escribir todo lo que uno piensa. Pero al menos comencé y pienso extenderlo cuando me sea necesario. Por lo pronto, nada de esto va a anular lo que quiero a mis papás, que por supuesto para mí han sido los mejores. Pero para no caer en la misma trampa, sé que a otros no les ha sido la vida tan fácil como a mí. Pero sin embargo, acompañándome y asistiéndome sin parar, me enseñaron a rebuscármela solito en casi todos los aspectos que la vida me fue presentando. Y habran tenido sus grandes errores... pero se diluyen con el tiempo, por suerte.
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