Opiniones personales, sólo mías

sábado, febrero 09, 2008

Cuaresma 2008

Las dos fotos que ilustran esta entrada las tomé yo mismo con mi pobre cámara. Son en el campo, un día en el que el atardecer no daban ganas de abandonarlo para volver a la vida común.

Al margen de eso... el miércoles empezamos el Tiempo de Cuaresma. El tiempo de Cuaresma es una invitación a parar un poco la pelota del año (como para respirar profundo antes de sumergirnos de lleno a vivirlo, luego de la excitación del mes de enero) y reflexionar un poco sobre nosotros mismos (cosa que a muchos no nos cuesta nada, como puede verse en este blog). Para los que no son católicos o los que "creen en Dios pero no en la Iglesia", la cuaresma igual puede ser una buena invitación (algo bueno la Iglesia tendrá) a hacer un buen balance y proponernos buenos objetivos anuales, para nosotros y para los otros.

Algunas Cuaresmas me pasaron por arriba casi sin enterarme que tenía en mis manos la propuesta de un tiempo especial, distinto. Otras cuaresmas pasaron entre música apropiada al tiempo y preparación de celebraciones (durante años he colaborado en la animación litúrgica). En la cuaresma de 1999 preparamos la pascua... y nuestro casamiento! Un triste viernes de cuaresma de 2001 se murió mi papá...

Recordando otras cuaresmas (no todas se pueden vivir de la misma manera), vino a mi mente una canción fantástica, para mi pobre mente limitada bastante dificil de entender. Me dieron ganas de escribirla y compartirla, cosa que intentaré hacer en lo que sigue de estos párrafos. Voy a tocar un tema escabroso para los antiIglesia (ojo que yo no soy precisamente el defensor acérrimo de la Institución): el sacramento de la Reconciliación, comúnmente conocido como "la Confesión".

Y recordaba las veces que he recibido este Sacramento que tanto nos cuesta. Siempre viene a nuestra mente "¿por qué yo le tengo que decir mis faltas a un tipo como yo?" y esos planteos. Pero la Fe es así, y los Sacramentos son parte de ella: cuando los recibís, te inunda un halo de paz que no se puede describir con facilidad y no todo se puede "explicar". Como tengo la suerte de tener sacerdotes-amigos ejemplares, puedo contar algunas experiencias inolvidables en las que recibí la Reconciliación en un ámbito tan propicio y hermoso como único e irrepetible (muy lejos a los confesionarios de los templos con el sacerdote con sotana que te reta y te da penitencia).

La visión... parecida a la de las fotografías que incluyo acá. El campo. Las sierras. La playa.
Y la sensación... similar a la que describe la siguiente letra. No era julio, era enero. Pero no importa.

En la tarde de julio vacía,
aunque dos, eran tres que marchaban
abrigadas las almas estaban
por un sol que entibiaba y caía...

Así, caminando con alguno de mis amigos, en estos casos el Padre Jopa o el Padre Fernando o el Padre Eduardo, sentimos exactamente lo que decía esa estrofa. ¿y por qué tres? ¿quién será el tercero?

Y transido mi ser por tus llagas
arrimé mi dolor de pecado
anhelando la paz y agobiado
por ardores de espinas aciagas...

En busca de algo que no entendemos qué, le pedimos al Sacerdote "¿me confesás?" (utilizando un léxico indebido pero ya arraigado). Entonces el amigo responde: "dale, vamos paseando".

Y al final del camino y la tarde
el rocío de gracia que calma
esa angustia del pecho llagado.

Se acerca el final del recorrido y la charla luego de un buen rato. Hablo, hablo, él me escucha... pasa el tiempo, caminamos y nos alejamos... y la alegría, la paz va llegando. Viene el rito del Sacramento: la imposición de manos y la bendición final. Y el rito milenario queda concluido.

Es la noche... reposa la carne.
Y en silencio otra vez canta el alma:
¿Dónde está tu victoria, pecado?

Esa es la sensación: el pecado ha sido vencido nuevamente.

No siempre tenemos el campo para pasear con un amigo sacerdote que nos dé el sacramento. No todos tenemos fe ni creemos que un Sacramento nos pueda traer alivio. No siempre tenemos la grandeza de animarnos o no buscamos el momento.

Pero todos tenemos la posibilidad de plantearnos cómo va nuestra vida. Quizá hace mucho que no vamos a Misa y la redescubrimos, quizá leemos un buen libro espiritual que nos recarga las pilas. Eso es la Cuaresma. Eso nos propone este tiempo que se desencadenará fuertemente en la Vigilia Pascual.

¡No desperdiciemos esta propuesta! Den la oportunidad a la Iglesia (que sabe MUCHO más que todos nosotros porque como institución tiene MUCHA más experiencia), de que nos dé sus herramientas para vivir este tiempo de particular espiritualidad. Y si no nos gustan los curas... no los miremos. Pero siempre podremos rescatar algo de tanto que nos ofrece. No podemos ser tan arrogantes de pensar que con las cosas malas de la Iglesia todas las buenas quedan encubiertas. Nadie puede salir arrepentido de esta experiencia cuaresmal. Me comprometo a ayudar a quien me lo pida.

(La canción a la que me referí es "En la tarde de julio", cuya letra es del Padre Fernando Gadea y la música del Padre Néstor Gallego, excelentes poeta y músico respectivamente. Está en el CD "Amigos" del Padre Gallego. Los sacerdotes que mencioné son el Padre José Luis Puñal, el Padre Daniel Eduardo Torre, el Padre Fernando Mendoza y agregaría al Padre Daniel Climente y al Padre Pablo Bosisio.)

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viernes, febrero 01, 2008

Sobre mis amigos

Hoy escuchando una canción se me dio por pensar en mis amigos. No tengo muchos pero tampoco pocos y pensaba que tengo de varias categorías. Algunos son tan parecidos que es como si fueran yo. Otros son tan distintos que prolongan mi yo y lo complementan. Para eso son los amigos. No los quiero nombrar pero quiero pensar en ellos un poco.

Tengo algunos serios y comprometidos con su vida, organizados y ordenados... mientras que otros viven como pueden y sin planificar ni siquiera el minuto siguiente.
Tengo algunos charlatanes imparables que te cuentan en 10 minutos la historia propia y de 10 personas más... mientras que otros no hablan más que lo estrictamente necesario.
Tengo amigos histéricos de la limpieza y del orden, de la pulcritud y la perfección... mientras que otros no saben ni dónde guardaron los yogures que acaban de comprar.
Tengo algunos que te cuentan todo en un rato sin preámbulos y sin pensar demasiado... mientras que a otros para que te cuenten algo les tiene que haber pasado algo gravísimo o demasiado relevante y aún así no se animan a largar más de un 10% de lo que les pasa en el interior.
Tengo algunos divertidos y delirantes, con los que paso horas hablando cosas imposibles, ridículas e irreales... mientras que otros se enojan de eso y no pueden hablar de otra cosa que no sea la realidad, proyectos realizables y las prioridades de la vida.
Tengo algunos amigos que la vida les ha venido servida de nacimiento... mientras que a otros la vida les ha dado muy poco y tuvieron que construir mucho "a mano". Debo decir que estos últimos me enorgullecen mucho (sin desmerecer los primeros).

Qué linda es la diversidad de las personas. Los amigos complementan y prolongan la vida de uno. Acompañan. Te cuidan. Están ahí cerca. Te hacen ver puntos de vista que nunca hubieras pensado. Y lo mejor de todo esto es... VICEVERSA. Ser amigo es de lo mejor que nos permite este "ser humanos".

Para terminar... una parte de una canción del Padre Eduardo Meana. Gracias por leerme. Déjenme sus comentarios si lo desean.

"Con los amigos, basta mirarse:
Puente invisible quieto se tiende.
Brillo de vida, punto de encuentro...
Juntos cruzamos por ese puente.
Y así en el medio nos encontramos
y nos sabemos los dos hermanos.
Aunque voy manso ante el misterio
el otro es otro, y lo respeto.
Nada se guarda ni se mezquina,
caen las defensas, sólo confías.
No sé si existe otro acercarse
más sabio y niño que así mirarse."